Pensandolo bien sé que siempre supe el desenlace, me pase la vida imaginandoté, no es momento para ser cobarde. Posaré mis manos, sanaré toda llaga de distancia, lo terrible del mar es morir de sed. La lluvia cae, cambia los paisajes de humo y viento, borro el viejo mapa de catástrofes, nuestros besos suenan verdaderos. Aún te sorprende el ruido del mundo, desaparece, ya no hay vacio. Yo seguí a la estrella más voraz, nunca me llevo tan lejos. ¿Para que creer en el azar? Yo nací para esto.