Calenté la cama y te dí de comer. Mi príncipe no se dá por vencido. Sobrevolando el ojo de la tormenta, mi ser, siempre encuentras la calma para ver.
Por ti tuve el valor de seguir al ánimo de brillar, la luz se adelantó, trepando montañas fuí y perdí la tentación. Por ti, lo hice por ti, por ti tuve el valor. Corrí hasta alcanzarte y vencí la sordida sed, en la alquimia salvaje de tus labios oro rubí. Por ti, lo hice por ti. Por ti tuve el valor.