Sabia savia por mi cuerpo, como oro de Acapulco, voy preparándome, no sé que me pasa, que ya no puedo volver (al oír, al oír... al ír, al oír). Tanto irme por las ramas, ahora recorro las heridas, no fue suficiente fe una vez por semana, ya no puedo volver (al oír, al oír... al oír, al oír). Mi voz vegetal, necesito hoy tener amarrados los pies, en el aire sé que soy nada más que menos de lo que podría ser. Me resisto a empujarte a otro juego de azar, en el aire reverbera el ansia de mi voz. Mi voz vegetal, vegetal. Amor vegetal.