Ahí va la tempestad, ya parece un paisaje habitual, un árbol color sodio y la caída de un ángel eléctrico. Tengo estática y no querría lastimarte de nuevo, volví solo y cargado por la caída de otro angel eléctrico. Enredado en cables, estoy al filo de la resignación, debe ser el hábito de esperar que algo quiebre el unísono. Un nuevo acorde te hace mirarme a los ojos, aún tengo al sol para besar tu sombra, hoy caí al dejarte sola, ya pagué por quebrar la calma.